Era de noche y llovía
La vi a traves del balcón
Iba empapada y buscaba
Un lugar de protección
Bajé y dije si quería
Sin ninguna condición
Que yo la permitiría
Secarse en mi habitación
Cuando se secaba el pelo
Había fuego en su mirada
Y en seguida comprobé
Que también me deseaba
Sus ojos eran dos brasas
Sus labios como un clavel
Que dejaron en los míos
Un dulce sabor a miel
Al despertar ya de día
Ella ya se había marchado
Leí raudo las palabras
Que escritas me había dejado
Sólo me quedaba de ella
Su letra en aquel papel
Y en su lugar en la cama
El perfume de su piel
Salí corriendo a la calle
Para ver si la veía
No la encontré entre la gente
Solo noté que aún llovía